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domingo, 24 de abril de 2011

Cuando la vida te presente razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reír.



Quizás no sea el vino, quizás no sea el postre, quizás no sea no sea nada. Pero hay tanta belleza tirada en la mesa, desnuda toda rebalsada. Apurás el vaso, vas perdiendo el paso
y en la mesa ya no hay nada. Borracha está la puerta cerraste y quedó abierta y puedo escuchar tu llamada..